viernes, 18 de septiembre de 2020

Como eres de miedosa?

No todos tenemos el mismo nivel de miedo, eso es así. Los hay que disfrutan al máximo viendo películas de terror y los que no pueden ni plantearse ver una. En nuestro test vamos más allá y te planteamos diferentes cuestiones para que descubras lo miedosa o no que eres realmente. Puede que te sorprenda...


¿Eres de las que disfruta con una película de miedo o está toda la película abrazada a un cojín y chillando? Seguramente ya te hagas una idea de si eres algo miedosa o no, pero es posible que haya aspectos a los que no hayas prestado atención que pueden decir mucho sobre si realmente eres miedosa. Aunque esto afecta de forma directa a la capacidad de ver una peli de terror o escuchar una historia tenebrosa por parte de alguna de tus amigas, el miedo va más allá. De esta forma, es posible que seas capaz de ver todas las películas de miedo que te proponemos en el vídeo, pero que luego seas bastante miedosa en otros ámbitos. Si quieres descubrir cuál es tu nivel de miedo, ¡haz nuestro test!

Para que el resultado del test sea el más cercano a la realidad, te recomendamos que respondas con total sinceridad. ¡Aquí nadie te va a acusar de miedica!

Test: ¿Cómo de miedosa eres?


Los miedos más comunes

¿Alguna vez te has preguntado cuáles son los miedos más frecuentes que tienen todas (o casi todas) las personas? Sea cual sea el resultado de tu test, es muy probable que hayas experimentado alguno de los miedos que señalamos a continuación:

Miedo a la muerte: lógicamente, este es el miedo más extendido. Proviene de nuestro instinto primario de supervivencia, ese que nos hace evitar peligros para mantenernos vivos. Uno de los aspectos más importantes de este miedo es que a partir de él se generan muchos otros que pueden provocar la muerte: miedo a la enfermedad, a los aviones, al fuego... ¡la lista es infinita!

Miedo a la soledad: es otro de los miedos más comunes y también se deriva de nuestros instintos, pues somos seres sociales que necesitan de otros para crecer a todos los niveles. Por ello, es muy común que todos en alguna ocasión, sobre todo durante la infancia, hayamos temido al rechazo o al abandono por parte de las personas de nuestro entorno.

Miedo a ser atrapado: ¿alguna vez te ha preocupado quedarte inmovilizado o atrapado? Al parecer es otro de los miedos más recurrentes. El ser humano teme perder autonomía y quedarse paralizado por causas externas que no pueda controlar. Cuando es excesivo, esto se conoce como claustrofobia.

Miedo a la humillación por parte de otros: también está relacionado con el hecho de que somos seres sociales. Uno de nuestros instintos es agradar y gustar a otros, por lo que es habitual sentir miedo a ser humillados en público o cometer algún error que suponga una desaprobración importante por parte de los otros. De nuevo, este miedo general es causante de otros como el miedo a hablar en público o a expresar una opinión contraria al resto.


Miedos menos conocidos

Y ahora le toca el turno a los miedos que no son tan habituales, pero que sí existen. Vamos a señalar algunos de ellos y también te dejamos un álbum en el que recoplamos algunas de las fobias más raras del mundo. Es muy probable que algunas ni se te hubieran pasado por la cabeza, pero a las personas que las sufren pueden llegar a impedirles hacer vida normal. Como verás en algunos casos se trata de objetos rutinarios, por lo que puede llegar a ser todo un problema.

Ligirofobia: miedo a los globos.

Tripofobia: miedo a los agujeros.

Papirofobia: miedo al papel.

Antrofobia: miedo a las flores.

Nomofobia: miedo a separarse del teléfono móvil.

Consejos para superar los miedos

Se trata de un tema muy complejo, ya que cada persona es un mundo. Pero hay algunos consejos generales que pueden ser útiles.

Acepta el miedo: el primer paso para superarlo es reconocer que existe.

Permítete sentirlo: de esta forma podrás identificar mejor por qué se produce y si hay algo que puedas hacer para superarlo.

Intenta racionalizarlo: el miedo es algo irracional, por eso puede surgir una fobia hacia un objeto inofensivo, por ejemplo. Reflexionar sobre ello desde un punto de vista racional e, incluso, apuntar esos pensamientos puede ser muy útil. Podrás recurrir a ellos cada vez que lo vuelvas a sufrir.

Busca ayuda profesional: si tu miedo te paraliza y no eres capaz de superarlo por ti mismo, lo mejor es que acudas a terapia para sanarlo. Recuerda que pedir ayuda no es de débiles, sino todo lo contrario.


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